Castillo de naipes

Así de férreo es mi equilibrio, tal como un castillo de naipes, ciclos de derrumbe y reconstrucción componen sus pisos,- hacer y deshacer-, volver a parar cimientos que cada vez se hacen más frágiles, quizá por desgaste de material.
Paredes de papel, que a veces para alzarlas necesitan la fuerza de mil hombres y que otras veces se levantan espontáneamente con el rumor de las alas de algún beso o un te quiero dulce.Hacer y deshacer; derrumbe y construcción,- el mismo material-, retocado con un barniz de felicidad que se agrieta a cada esperanza rota como un pulso invendible.
Cada vez más pequeño y con menos habitaciones, sólo con lo necesario y a veces ni eso, cada vez más solitario aunque sus ventanas apunten al mundo, quizá con la suerte de la compañía intermitente de otros edificios que caen a pedazos, quizá muchas veces confundiendo paredes al momento del derrumbe, construido a parches a empujones, por obligación
ciclos de derrumbe
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