Siempre he querido vivir cerca del mar, sin importar los posibles maremotos, la sola idea de poder contemplarlo por horas me relaja, hay toda una simbolización psicológica sobre el mar, pero tampoco es la razón, sólo me relaja y ya.
No es para mi sólo un hermoso lugar para vacacionar, es muchisimisimo más que eso, -en la mañana el vikingo me preguntaba si habían más peces en el mar que estrellas en el cielo-, en realidad da lo mismo, aunque creo que hay más estrellas, pero, me di cuenta que podía hacer esa analogía y así como el principito tenía estrellas que rien, yo tendría unas que son comestibles y son la posibilidad de alimentación de la raza humana, adoptando de esa manera un papel bastante más comprometido.Comencé a pensar que los peces realmente son estrellas en las redes de un pescador que ha tenido mala pesca y la felicidad de este al saber que lleva estrellas cautivas a su casa y que la harina de pescado seería como polvo de estrellas; también el vikingo me habló de la molestia de la gran corrosión y erosión a causa de la gran cantidad de sales y minerales.Luego de todas las consideraciones anteriores me propuse hacer una lista que confrontara lo bueno y lo malo de vivir cerca del mar, por lo que saqué papel y lápiz de mi bolso, me senté en la arena y comencé a escribir en ambos lados de la hoja sin mirar cual de ellos era mas concurrido, en un momento unas gaviotas se alborotaron a mi alrededor y distrajeron la atención, con tanta mala suerte que una ola ninja arrastro a las profundidades mi lista.
M e sentí un poco defraudada y pensé en hacerla otra vez, pero....quién piensa en escribir lista, si se está frente al mar.